Con esta imagen finalizaba el capítulo 3105, y en ella se
expresa la esencia de toda esta Tercera Parte del Curso, denominada
Autorregulación Emocional, con los tres pilares determinantes de la misma: Las técnicas
de afrontamiento, o COPING; la actitud o conducta habitual de autorregulación,
o RESILIENCIA; y el elemento que determina, o posibilita, el paso del COPING a
la RESILIENCIA.
En este capítulo nos vamos a iniciar por este camino. Pero
¿cómo lo vamos a hacer?
El resto de la Tercera Parte del Curso, podríamos decir
que está dividido a su vez en tres partes:
**.- La primera quedará constituida por el capítulo
presente y el siguiente, en el que acabaremos de exponer y comprender el
significado, variedad y amplitud de las denominadas estrategias de Coping, o
técnicas de afrontamiento. Más otros dos capítulos, el primero con un Test de
identificación de nuestra actitud de Coping, y el segundo con un documento
anexo en el que desarrollo ampliamente, y a modo de recordatorio y soporte PDF
todo lo visto en esta Sección 31
**.- La segunda parte se correspondería con la Sección 32
del Curso y está dedicada a la comprensión conceptual y medición de nuestra
capacidad de Resiliencia
**.- Y, finalmente, la tercera parte sería la Sección 33,
destinada a los conceptos de Autoestima, Autoconfianza, y Automotivación
Así pues, lo primero, básico, y fundamental de este tema
es tener bien claro la diferencia conceptual entre Coping y
Resiliencia:
1.- Se denomina Coping al conjunto de técnicas de
afrontamiento puntuales que se ponen en marcha de forma consciente y voluntaria
ante una situación de alteración emocional que queremos regular.
2.- Mientras que la Resiliencia es el “estado habitual”,
o “capacidad” que tiene un individuo para vivir de forma tal que los sucesos le
afecten en una menor medida, o para responder de forma más rápida, efectiva y
casi instintiva a dichas alteraciones.
Dicho con otras palabras: “a base de ejercitarme en casos
concretos con la aplicación de una u otra técnica de afrontamiento (Coping),
“mi personalidad” adquiere un habito, o actitud de autorregulación
(Resiliencia), con menores impactos afectivos y más rápidas recuperaciones.
Del conjunto de las técnicas presentadas (gráficamente)
en el capítulo anterior, la primera “gran
pregunta” que uno podría plantearse es: ¿pero qué técnica es la más adecuada?.
Y la
segunda pregunta podría ser la siguiente: lo que hay detrás de ese conjunto de
técnicas enumeradas ¿implica que ese “afrontamiento puntual” (del momento
concreto) debe hacerse más con “acciones” o con más “pensamientos o razonamientos”?
Supongo que
los alumnos aventajados de este Curso ya habrán imaginado cuál va a ser mi
respuesta a estas dos preguntas…¿o no?
Y me lo pregunto pues puede que los que más se acerquen a
lo que voy a decir a continuación de hecho no se atrevan a decir que ya saben
cuál es mi contestación a dichas preguntas, y eso sería así porque la respuesta
es que ni una cosa ni otra, o que todo a la vez. Me explico:
Si estoy tan alterado emocionalmente que estoy temblando,
con un sudor frío, y casi no puedo respirar, es evidente que lo primero que
debo hacer es “recomponer mi estado físico” con técnicas de relajación y
respiración….y no pensando en nada más. Pero con ello sólo habremos logrado
recuperar nuestra alteración física; pero lo que nos ha producido ese estado
(físico) ha sido un hecho externo y en base al cual hemos generado nosotros el
proceso interno y exclusivo de su valoración emocional. Por tanto, mientras no
“reevaluemos” esa situación no habremos aplicado de forma suficientemente
eficaz ninguna técnica de afrontamiento del problema origen
Supongamos otra situación: Estamos tratando de estudiar
y/o finalizar un trabajo importante que tenemos que dar forma, acabar,
solucionar…para el día siguiente. Pero nos encontramos incapaces de
concentrarnos en el trabajo, porque nuestra cabeza está ocupada en un
determinado problema de un familiar. Y van acumulándose los minutos, y
progresivamente nuestra alteración emocional y nuestra imposibilidad de
avanzar. Todo este darnos cuenta de lo que nos está pasando es un “proceso
racional” por el que acabamos tomando la decisión de cerrar los libros, los
cuadernos y el PC y dejar el tema para luego. Y empezamos las “acciones” de
levantarnos, coger un vasito de vino y sentarnos en la mecedora con la música
que más nos gusta (…y, cuando sea, ….ya continuaremos con el trabajo)
En definitiva: “Tal como pensemos así sentiremos, tal como sintamos así actuaremos”….y
viceversa. Somos un todo
indisociable
En definitiva: de lo que se trata es de lograr un grado
tal de “Resiliencia” que no nos cueste “plantearnos” cómo debemos actuar en
cada caso; no tener el problema de pensar y decidir qué técnica y cómo debo
aplicar. Pero ¿cómo se llega a eso?
De esa situación de las dos preguntas anteriormente
planteadas, en base al conjunto del
gráfico anterior, podríamos deducir esta otra imagen:
Aunque hay miles de escritos al respecto, es
perfectamente válido admitir la clasificación de las distintas técnicas de
regulación emocional de acuerdo con las siguientes siete finalidades o “líneas de acción”
El siguiente paso que creo interesante dar ahora es
poneros delante de los que se denominan “Modelos
psico-métricos sobre técnicas de Coping”, pues son los sistemas que los estudiosos y especialistas de estos temas han
venido desarrollando para validar la eficacia de las diferentes técnicas de
Coping en la recuperación de los estados psíquicos de bienestar.
Estos “modelos” son “cuestionarios” en los que se
plantean una serie de preguntas sobre cómo reacciona la gente ante situaciones
de alteraciones emocionales para lograr de nuevo su estado de equilibrio o
bienestar. En base a las distintas preguntas-respuestas sacan sus conclusiones
sobre los “factores” o estrategias más relevantes y exitosos
Los principales modelos que vamos a ver son los dos
siguientes: El modelo WCQ desarrollado por Lazarus y Folkman, y modificado por
Sandin y Chorot; y el modelo ACS en base a las clasificaciones de Frydenberg y
Lewis
Y, como se presenta en la imagen, de dichos dos modelos
salen un par de flechas que nos llevan al modelo C.S., mis iniciales, pues con
absoluta humildad y sin la más mínima pretensión de compararme a los ilustres
especialistas citados, lo que yo he querido hacer es una clasificación que,
recogiendo los aspectos conceptuales de los otros dos modelos, permita una
visión más sencilla y su comprensión aplicable en el día a día de cada uno de
nosotros
El primer modelo, el “Ways of Coping Questionnaire (WCQ)”, de Lazarus y Folkman, data
de 1985-88, y en sus orígenes (modelo base científicamente aceptado) contenía
un total de 90 items, o preguntas. Posteriormente el modelo inicial fue
modificado hasta las 66 preguntas, e incluso hoy en día circulan modelos
“reducidos” con un total de tan solo 21 items.
Volviendo a la estructura original de Lazarus y Folkman,
como ya vimos en el capítulo anterior fueron los creadores de esa primera
clasificación de las técnicas de afrontamiento en tres grandes “Estructuras”:
I.- Autoevaluación racional
II.- Centradas en el problema
III.- Centradas en la emoción
Con estas tres grandes “extructuras” de referencia, en su
modelo utilizan un segundo criterio de clasificación que son las denominadas “Dimensiones” y cuyo número es de
8. Sin embargo, aunque leves, estos
mismos autores ya presentaron dos versiones diferentes de estas “dimensiones”
de su modelo. Como no considero relevante las diferencias de la primera versión
a la segunda, os pongo aquí las 8 “dimensiones”
finales del Modelo WCQ original de L & F.
Sobre la misma base del modelo WCQ original, B. SANDÍN Y P. CHOROT realizaron su Modelo “Escala de Estrategias de Coping : EEC” , que respetaba en un principio las 90 mismas preguntas del WCQ, pero que
pronto pasaron a 54.
Posteriormente, en el año 2002, este modelo fue
“reconvertido” en el denominado “Cuestionario de
Afrontamiento del Estrés (CAE)” con tan solo 42 items
A lo largo de esta evolución se mantuvieron, no obstante
el criterio de las “Dimensiones”, si bien reducidas a 7 y con estas denominaciones:
Las diferencias que se observan del primer modelo a esta
última versión que os presento no son simplemente terminológicas, sino que el
sustrato y significado de las diferentes “dimensiones” muestran claramente una evolución
en la “valoración” de
aplicación-idoneidad muy diferente.
Como ya señalé anteriormente, en este capítulo solo voy a presentar los dos modelos
principales, y en el siguiente el modelo simplificado que yo propongo. Entonces
hablaré más ampliamente de las diferencias de valoración y aplicación de unas
técnicas u otras
La segunda línea de desarrollo de estos modelos
psico-métricos de técnicas de Coping fue la llevada a cabo por Frydenberg y Lewis,
trabajando principalmente con adolescentes, dando lugar al denominado Modelo “Adolescent
Coping Scale (ACS), que con una base de 80 items, o preguntas, se
estructuraba con las, siguientes variaciones respecto al WCQ:
*.- Respecto a los tres grandes “enfoques de afrontamiento”
tendríamos
Como puede apreciarse, el modelo ACS simplifica la
clasificación de las diferentes técnicas en tres grandes grupos muy
“expresivos”:
I.- El primero agruparía el conjunto de técnicas con las
que realmente “resolvemos” el problema por nuestros propios medios.
II.- El segundo agruparía a los métodos de resolución
“con la ayuda de los demás”.
III.- Y el tercero vendría a decirnos que con esas
técnicas, o métodos, en realidad no resolvemos el problema
Pues bien, para realizar esta clasificación, o agrupación
en estos tres grandes grupos, Frydenberg
y Lewis distribuyen sus 80 items, o preguntas en 18 “Escalas” (de ahí su nombre; y no olvidemos que estos modelos son
“para medir”). Las 18 escalas son las siguientes:
¿Qué sacar de esta presentación de modelos?
Tal como queda
dicho más arriba, en el presente capítulo he querido limitarme a la
presentación de estos dos modelos, más generalmente usados en el ámbito
científico, y en el próximo os presentaré mi personal propuesta y un test
valorativo en base a la misma.
Lo importante de
este capítulo, tras los anteriores, es que la realidad y casuística
clasificatoria de estos modelos os permitan a cada uno de vosotros tratar de
sentir y comprender cuál es vuestra actitud habitual de afrontamiento ante las
situaciones o hechos que os provocan las principales alteraciones emocionales.
Para ello, os
ofrezco esta última diapositiva (original del profesor A. Vallés)
Y el trabajo que debéis hacer cada uno de vosotros es
responderos a las siguientes alternativas: Ante una adversidad emocional, mi
reacción habitual es:
1.- ¿Activa, o Pasiva?
2.- ¿Meramente física, o con procesamiento intelectual?
3.- ¿Trato de reencontrar mi equilibrio por mí mismo, o
requiero la ayuda de los demás?
Pues bien, hasta el próximo capítulo en que os presentaré
mi propio modelo de análisis de actitudes de afrontamiento.
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