En
este capítulo vamos a iniciar el camino del conocimiento más específico de las diversas
técnicas de autorregulación emocional; …pero, -y aunque resulte sumamente
repetitivo- os aconsejo que releáis los 5 capítulos anteriores para que volváis
a sintonizar con ese principio básico de todo mi planteamiento, con el que
podréis estar de acuerdo, o no, pero que en base al mismo tiene lógica y
consistencia todo lo siguiente: <<una alteración emocional no es más que el
resultado de “envolver” un hecho real en un contexto añadido de
pensamientos y sentimientos al respecto, y que para encontrar el camino
adecuado de su reconducción debemos conocer y separar muy bien unos de
otros.>>
Bien,
pues bajo este planteamiento, vamos a entrar en la pormenorización de las
diferentes estrategias, cogiendo como punto de partida gráfico la siguiente
imagen cedida por el profesor de la Universidad de Alicante D. Antonio Vallés
Arandiga, ya citado en diferentes partes de este Curso
Con
dicho marco delante, vamos a echar un primer vistazo sobre el mismo,
comprendiendo su técnica de construcción.
Este
cuadro debemos analizarlo con una revisión circular, en el sentido contrario a
las agujas del reloj, y dividido en tres grandes grupos (1), (2) y (3) tal como
se ven en la imagen siguiente….
….
pero que en realidad es un “proceso continuo”, o un círculo que se cierra sobre
sí mismo
Así,
que lo primero de todo de todo es “definir” la naturaleza del estrés, ansiedad,
o desequilibrio que sentimos, de lo que hemos hablado en los capítulos anteriores.
El
“hecho” objetivo (o situación) que nos produce esa sensación de malestar es
único y preciso, algo objetivo. Pero ese hecho, o situación nos afecta, nos
altera, o nos supera (clasificación sencilla,
algo generalista, pero comprensible) por ser contrario a :
- nuestras expectativas; a lo que “esperábamos” que sucediera
- las metas u objetivos que nos habíamos fijado
- a nuestros valores y sentimientos morales, filosóficos, o conductuales habituales
Es,
pues, imprescindible ser capaces de distinguir claramente el por qué de nuestra
afectación: si nos está “molestando” porque nos sentimos “sorprendidos” y fuera
de lo que teníamos previsto; porque pensamos o sentimos que nos está impidiendo
lograr lo que pretendíamos; o porque nos rebelamos por ser algo contrario a
nuestra forma de pensar, sentir, o actuar.
Hay
un principio básico, fundamental, de la técnica informática de programación,
que dice que la relación de tiempo y problemas en la realización de los
programas es inversamente proporcional al tiempo que se dedique al análisis
funcional. Es decir: que las cosas hay que estudiarlas y definirlas bien en su
origen, porque todo lo que “hagamos” después va a estar condicionado por ese
análisis y definición inicial.
Si
no somos capaces de distinguir claramente qué y por qué nos afecta, si no
hacemos bien la “atribución de responsabilidad” de la que hablábamos en el
capítulo 3104, será mucho más difícil que apliquemos sistemas de “auto”-regulación emocional correctos.
Veamos
unos ejemplos:
Expectativas:
Tenemos mucha ilusión de ir al cine con la familia, a ver una película que
consideramos que es muy buena y a todos nos apetece. Cogemos el metro, llegamos
al cine, ….y no hay entradas, está todo lleno. ….Y nos ponemos nerviosos,
enfadados, huraños, y discutiendo unos con otros sobré qué hacer….o incluso
echándose culpas por no haber pedido las entradas por móvil, etc….
Metas
u objetivos personales: Nos dedicamos durante un año a preparar unas
oposiciones …..y al final no conseguimos una de las 3 plazas disponibles. …..para
las que se presentaban 120 candidatos…. Pensando, o sintiendo, que somos un
inútil y que hemos perdido un año de nuestra vida; …o incluso, que ¿¡y ahora qué camino me queda!? ….
Principios
y valores: Estamos tomando unos montaditos en un bar y en la mesa de al lado,
con tono fuerte, hablan de los “infames” planteamientos político sociales de
los movimientos ciudadanos; …y sentimos que se nos revuelven las tripas…. y
hasta nos da ganas de “decirles cuatro cosas”, …o de tirarles “por descuido” un
vaso de vino o la salsa Ketchup por encima
Luego
profundizaremos en cómo afrontar cada situación. Ahora lo que he pretendido con
esos ejemplos es remarcar, una vez más, la diferencia entre el hecho objetivo
externo y nuestra afectación personal interna.
En
segundo lugar, la imagen base anterior recoge lo que se conoce como “tipos de
evaluación” de la situación
Y
aquí lo importante es conocer que hay dos fases en esta evaluación: la
evaluación “primaria” y la “secundaria”. La primaria se centra en valorar los
efectos reales de ese hecho o situación adversa sobre nuestra realidad, actual
o futura, mientras que la secundaria se refiere a la valoración de las posibles
o probables soluciones.
La
evaluación primaria trata de “centrar realmente la magnitud del problema” y en
ello tiene especial relevancia lo que se recogía en el capítulo 3103 anterior y
del “grado de vulnerabilidad” de cada uno
La
evaluación secundaria trata de valorar nuestras capacidades reales de lograr
reconvertir la situación, por nosotros o por ayuda externa, y la validez, o
eficacia permanente de la solución alternativa
El
tercer grupo de la imagen trata de reflejar el conjunto de las que habíamos
enumerado como “técnicas de afrontamiento”, según la clasificación del “centro de atención” sobre el que se actúa:
el problema, las emociones, o lo que se recoge en dicho cuadro como
“significado”
En
capítulos posteriores profundizaremos en el conjunto de todas las técnicas que
quedarían englobadas en este bloque (3) del cuadro, pero ahora quiero detenerme
en lo que se denomina “afrontamiento centrado en el significado” ; ….y quiero
hacerlo apoyándome en la siguiente imagen…
…que expresa ese cierre de círculo, o “proceso
completo” al que me refería anteriormente.
Si
ampliáis la imagen, veréis que el “afrontamiento centrado en el significado” se
traduce en un “reinterpretar la
situación”, es decir: “ver” la situación con unos ojos, -o perspectiva-
emocionales diferentes; o dicho de otro modo: aceptar y asumir la situación en
su realidad, pero variar la forma de sentir sus efectos en nosotros.
No
obstante, y como veremos en capítulos posteriores, esta reinterpretación de la
situación no tiene por qué quedarse sólo en una reinterpretación cerebral, pues
he insistido muchas veces desde el comienzo del curso que la persona es un todo
indivisible de mente y cuerpo, de pensar, sentir y actuar, y la “reinterpretación de la situación” puede ser
inmediatamente de actitud y acción.
Por
ejemplo, volvamos al primero de los casos vistos anteriormente: la
imposibilidad de ver la película que queríamos ver. Un eficaz afrontamiento de
la situación mediante esta “reinterpretación de la situación” sería no
centrarse –sufriendo- en la “imposibilidad” de ver esa película en concreto,
sino en la posibilidad -y “deseo”- de ver otra película alternativa para la que
sí haya entradas
Bien,
por hoy lo dejamos con esta simple presentación gráfica del marco de técnicas y
estrategias de afrontamiento, que con tanta amabilidad me cedió el profesor
Antonio Vallés.
En
el siguiente capítulo profundizaremos un poco más en el significado de cada uno
de los bloques.
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