Con el
título que he puesto a este capítulo quiero indicar que el contenido del mismo
es precisar un poco más “el qué” y “el
para qué” de lo que denominamos auto-regulación emocional.
Podríamos sintetizar
el tema diciendo que -teóricamente- hay dos principales enfoques al respecto:
A.- Lo importante son las técnicas de
afrontamiento
B.- Lo importante es conocer el origen de
la afectación
Personalmente
me inclino por considerar esta dualidad como una mera “parcialización” del
tema. Recordad la definición conceptual que yo daba de la auto-regulación
emocional
y el
principio, o proceso operativo que proponía al respecto
Por ello,
en definitiva
Siguiendo a
Lazarus y Folkman, podríamos establecer que el conjunto de estrategias de
afrontamiento serían el resultado de la combinación de estos dos grupos de tres
enfoques
Antes de
entrar en los aspectos conceptuales de las estrategias que aparecen en el
cuadro anterior, es conveniente prestar atención a lo que se denomina “grado de
estresamiento” o “Vulnerabilidad”. Esto es importante para podernos
responder a esas preguntas que planteaba antes: “¿Qué nos afecta, cómo, y por
qué?”
Veamos el
siguiente cuadro sobre los distintos tipos
“reales” de factores de estrés
Este cuadro
nos muestra dos aspectos muy relevantes para nuestra capacidad de vencer
situaciones adversas, o estresantes.
En primer
lugar la diferenciación (técnica) entre “Eustrés”, o estrés positivo, y
“Distrés” o estrés negativo (que es a lo que popularmente se asigna el término
de estrés).
El sentido
del cuadro se completa con esa diferenciación de tres tipos de estresores:
Los cotidianos: “esas pequeñas cosas de la vida” que
a todos nos suceden, o pueden sucedernos, y que suponen una plataforma de
aprendizaje y crecimiento personal. Son, pues, potenciales generadoras de
“eustrés”. Estarían en el plano normal de “las cosas que suceden” y no en el patológico de “las desgracias que
solo me pasan a mí”
El segundo
grupo serían los estresores múltiples.
Estos estresores no son los ordinarios de la vida en cuanto que suelan pasar o
acontecer a cualquiera, sino que se dan con menor frecuencia. En principio, en
la medida que las personas estén más capacitadas (“Resiliencia”, de la que
luego hablaremos) y “forjadas”, no debieran crear grados de distrés
significativos. Dicha situación se alcanza cuando realmente llega a apoderarse
de nosotros la sensación de impotencia y desbordamiento ante la situación
Y,
finalmente, están los denominados estresores
únicos, que son aquellos que se producen con carácter muy excepcional (una
guerra, unas inundaciones, un accidente con muertos de allegados, etc…) y ante
los que nuestro principal sentimiento es de “incontrolabilidad”, es decir: que
no está en nuestras manos la posibilidad de hacer nada para remediar la
situación. Y ante este tipo de sucesos es cuando más importante es aplicar la
capacidad a la que tiende este curso, de que no son los hechos que suceden los
principales causantes de nuestros estados de ánimo, sino nuestra forma de
afrontarlos.
De qué
depende realmente que una persona concreta se vea más afectada que otras por un
determinado estresor?. Del “grado de Vulnerabilidad”:
La probabilidad de que una persona reaccione de forma desadaptada a la
influencia de un determinado hecho o situación. Y ¿de qué puede depender?
- De sus características de personalidad.
- De falta de ciertas habilidades (sociales, conocimientos…)
- De factores hereditarios.
- De algún tipo de enfermedad.
- De un nivel de cansancio extremo.
- De acumulación de experiencias, negativas.
Considero
que este Curso no es el lugar adecuado para profundizar en aquellos casos o estados
de vulnerabilidad, sus causas, efectos y tratamientos, que puedan afectar a
ciertas personas de forma tal que se encuentren en una situación psíquica y
mental requirente de tratamientos específicos al respecto. Creo que este Curso
debe limitarse a ser una plataforma de ayuda para lograr un mayor grado de
bienestar a la mayoría del común de las personas que lo podáis estar siguiendo.
Creo que este Curso puede sernos útil a todos trabajándonos individualmente a
nosotros mismos y en el hábitat normal de nuestro día a día.
Por ello,
voy a obviar detenerme más en este aspecto, pero sí he querido citarlo para que
seamos conscientes de que hay razones objetivas y ciertas para que las cosas
nos afecten a cada uno de forma diferente. Todo lo que voy a seguir explicando
en esta Sección 31 es aplicable -y válida- para todos y cada uno de nosotros,
pero a cada cual en grado diferente. Y esto es lo que debe llevarnos a
comprender y tolerar a los demás, sus situaciones particulares de estrés y sus
reacciones consecuentes.
En los
capítulos siguientes iremos trabajando las interrelaciones de estas seis vías
de afrontamiento de situaciones estresantes y de sus efectos pero antes
debemos ver -aunque sea en esquema- una
subdivisión de las tres primeras, o, más exactamente, una enumeración de las
posibles líneas de acción
La gran
diferenciación que sacaremos al final de la Sección 31 es la recogida en el
apartado A.- : la diferencia entre “Coping”, que son las estrategias de afrontamiento
del momento y ante situaciones concretas que puedan aparecer, y la “Resiliencia”,
que es la capacidad adquirida (la forma de ser) que nos permite tener una “actitud”
normal de resolución de esas situaciones
Las
alternativas del apartado B.- son las más sencillas de comprender. Está clara
la diferenciación entre recursos propios y ayuda externa; y, las tres
alternativas a.- b.- y c.- son posibles tanto como propios como aportados por
terceros, aunque más adelante veremos por qué las encuadro en las “propias”
a.- Recursos “racionales-valorativos” son los que logran reconducir la
situación en base al adecuado análisis y valoración-ponderación de la esencia y
efectos de la situación de estrés
b.- Recursos “físicos” son los proporcionados por acciones de
nuestro propio cuerpo, principalmente la respiración adecuada, y pueden ser
tanto de activación como de relajación
c.-
Y Recursos anímicos son los
referentes simplemente a “sentirse mejor”, sin analizar ni actuar sobre las
causas, ni con específica actividad física; como puede ser escuchar una
determinada música que nos guste
Finalmente,
el grupo C.- nos muestra las cuatro “motivaciones”, o funcionalidades, de las diversas estrategias
de autorregulación, tal como se especifica en el cuadro.
Visto lo
anterior, finalizaremos el capítulo rogándoos realicéis este pequeño ejercicio,
que os posibilitará sin duda una más fácil comprensión de lo que encontraréis
en los capítulos siguientes
Se trata de
hacer una relación de 3-5 situaciones de estrés habituales en vosotros (podéis
utilizar las de los ejercicios de los capítulos anteriores) y tratar de ver qué
recursos utilizáis vosotros normalmente para reconducir las situaciones, y con
qué funcionalidad o finalidad
Una vez
hecho, tras estos primeros 5 capítulos de esta Sección 31, ya estaremos en
condiciones de comprender el verdadero alcance de este cuadro
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