En este
segundo capítulo dedicado a la Autorregulación Emocional (A.E.) vamos a dar un
pequeño paso más, adelante, pero manteniéndonos en el plano teórico conceptual
para comprender bien el principio fundamental que configura esta Sección 31.
Y voy a
comenzar con unos breves comentarios sobre la escena de la película Ben-Hur que
os citaba al final del capítulo anterior.
Esa escena
se desarrolla en el campamento del sultán de Constantinopla, que estaba
preparando su cuadriga para correr en las carreras del circo de Jerusalém. A su
campamento llega, por casualidad Ben-Hur, y allí le encuentra Baltasar, que le
acerca a ver la preparación de la cuadriga
Ben-Hur
admira la belleza y potencia de los caballos; que inician una nueva vuelta al
círculo de preparación. Pero cuando más parecían estar al tope de su
perfección, Ben-Hur se da cuenta de lo que va a pasar…
..y le dice
a Baltasar: “Observad, se van a salir del círculo…”
Cosa que
sucede
Y cuando
vuelve el sultán todo cabreado por lo que ha pasado y culpándole al auriga que
llevaba los caballos, Baltasar le dice: “Este extranjero lo ha previsto antes
de que sucediese” …
..Y Ben-Hur
le explica: “Los caballos son magníficos; pero están mal utilizados: el más
lento está colocado por la parte de fuera y el más rápido por dentro, con lo
cual éste en vez de frenar a los demás los empuja hacia afuera”
Pues bien,
con nuestros potenciales, con nuestras emociones y nuestros sentimientos pasa
exactamente lo mismo. Cada uno de ellos tiene su finalidad y sus puntos fuertes
y débiles; y todo ello hace de cada persona un magnífico potencial de
satisfacción ….siempre y cuando seamos capaces de utilizarlos adecuadamente: No
debemos anular ninguno de nuestros potenciales, debemos gestionarlos
adecuadamente.
La segunda
idea que deseo exponeros en este capítulo es que a partir de ahora, y por puras
razones de eficiencia, me voy a ceñir (como casi todos los teóricos del tema)
más a las situaciones de autorregulación y reconducción de los estados de
malestar que de los de bienestar.
Esto es
así, porque desgraciadamente el ser humano hoy en día vive y padece mucho más
frecuente excesos de situación de malestar que le llevan incluso a graves
estados de salud, que excesos de alegría y euforia….que también podrían
causarnos situaciones no deseables. (Hipertimia)
Por ello es
por lo que en los capítulos siguientes me referiré mucho más a situaciones de
malestar e insatisfacción. No obstante, os voy a poner un par de simples
ejemplos, nada más, para que comprendáis cómo la A.E. debe aplicarse también a
las situaciones de exceso de alegría y euforia.
Por
ejemplo, supongamos que estamos “eufóricos” porque nuestra pareja nos ha
prometido un finde como siempre habíamos deseado y le habíamos pedido, acaban
de subirnos el sueldo, y nuestro equipo de futbol acaba de ganar la champions;
y vamos a una cena de unos conocidos y el ambiente, por razones que
desconocemos, está rancio, triste, y hasta tenso. Y nosotros, que estamos como
una moto, comenzamos a hacer bromas, a contar chistes que solo reímos nosotros
mismos a carcajadas, …o incluso decimos que “esto parece un entierro, venga, a
alegrarse todo el mundo, un poco de musiquilla y vamos a bailar”. En este caso,
nuestra empatía se ha quedado en casa y estamos dejándonos llevar de un
sentimiento de euforia muy probablemente no aconsejable y hasta posiblemente
desagradable para los demás.
Otro
ejemplo típico es el de las situaciones de riesgo y competitividad con coches,
motos, saltos, inmersiones, ….o jarras de cerveza seguidas: Es decir: cuando
nos sentimos con una “inmensa fuerza” y capacidad para hacer cualquier cosa, y
ese sentimiento nos anula absolutamente la capacidad de razonar, ver y valorar,
determinados posibles riesgos.
Y,
finalmente, otro ejemplo típico es la actuación “descontrolada” ante el juego por
tener un convencimiento interno
(patológico) de que “estoy de suerte y he de aprovechar la racha” (¡¡Locus de Control!!)
¡¡Estamos
fenomenal, nos comemos el mundo, nos sentimos inmensamente felices….!!, pero
realmente no estamos actuando de una forma emocionalmente inteligente. No
estamos regulando nuestras emociones y sentimientos.
En este “límite” del ser consciente en la
autorregulación, y refiriéndome al ejemplo anterior de la euforia en el deporte, quiero contaros el caso de
un joven (17-18 años) que cada vez que hacía deporte (una carrera de atletismo,
salto de longitud, o un partido de futbol), se tomaba una copita de Cointreau
porque estaba convencido que con esa copita desaparecía de su pensamiento la
limitación del miedo, la limitación del “no puedo”.
Siempre que
he tratado en grupo este ejemplo han surgido fáciles opiniones en uno y otros
sentido; pero cuanto más he comprendido la individualidad de cada persona, más
he comprendido también que las herramientas de autorregulación pueden ser
diametralmente opuestas de unos a otros. Pero, en cualquier caso, no olvidemos
que la A.E. también debemos aplicarla a los desajustes emocionales de carácter positivo.
Bien, pues
tras esta introducción doble, sigamos avanzando
Recordemos
la definición de A.E. que vimos en el capítulo anterior
¿Cómo
trasladaríamos este planteamiento conceptual a uno operativo, hacia nosotros
mismos?. Pues en mi opinión, de acuerdo con estos parámetros:
Como ya he
comentado en alguna ocasión anterior, estás pautas que aquí expongo hemos de
admitirlas como “materia de explicación o aprendizaje”, pues se trata de un
“curso”, pero lo importante es que seamos capaces de contemplarlas como una
forma automática de ser, de comportarnos. Es como si escribiésemos
detalladamente las acciones que hay que hacer para conducir un coche: pedales,
motor, palanca de cambio, retrovisor, intermitente, etc….; en realidad acabamos
conduciendo de una forma semiautomática con todo ese conjunto sin estar
preocupándonos de qué tenemos que hacer con cada uno de ellos y en qué orden y
grado. Aquí, lo mismo: iremos aprendiendo paso a paso, pero hemos de lograr
“aprehenderlo”
como un conjunto de acción de comportamiento
En los
talleres de este Curso, ofrezco a los participantes una serie de imágenes sobre
las que deben “sentir” las emociones que
les producen. Por ejemplo aquí os pongo unas pocas
Y les pido
que en base a los recuerdos emocionales que hayan podido surgirles en su
interior en base a esas imágenes, traten de rellenar una pequeña ficha cuya imagen es la siguiente
Como podéis
observar en esta ficha (que muy bien podéis realizar vosotros en casa), lo que
se trata es que cada uno, antes de avanzar y profundizar en la teoría, vivencie
esos conceptos, o elementos que veremos son los que nos van a permitir dominar
las técnicas de la A.E.
Así que suponiendo
que cada uno de vosotros ha hecho el ejercicio seguiremos adelante, adentrándonos en los
elementos, factores, parámetros, recursos y estrategias de la A.E., y que
podemos sintetizar gráficamente con el siguiente cuadro
En la que
se encuentran esos 5 elementos o factores básicos (A a E) determinantes de los
estados de alteración emocional y de las aplicaciones de autorregulación
pertinentes. Esta aplicación se realiza mediante las “Estrategias” de A.E., que son el COPING y la
RESILIENCIA, a las que nos referiremos a partir del próximo
capítulo.
Ahora, para
acabar éste, os hago una pregunta: ¿Qué creéis que significa ese punto de
interrogación que hay a la derecha de la llave comprensiva de los 5 factores o
elementos determinantes?.
Pues indica
que en los talleres físicos suelo preguntar a los participantes cuál creen
ellos que es el factor más importante de los 5 en la gestión de la A.E. ¿Cuál
creéis vosotros?....
Pues sí, la
tercera: la “atribución de responsabilidad”, o “locus de control”
Lo iremos
viendo más tarde; pero es la idea fundamental que debéis asumir de este
capítulo: “sólo si asumimos que la recuperación de nuestro bienestar depende de
nosotros, encontraremos el camino de la continuidad de ese estado de bienestar
al que consideramos ser felices, o vivir felizmente”. (Ver-ampliar imagen inicial del artículo)
Así pues,
en los capítulos restantes de esta Sección 31 iremos profundizando en cada uno
de esos 5 factores, y en cada una de las dos Estrategias de autorregulación
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