Este
capítulo da comienzo a la última sección del Curso; al broche, cierre, o punto
final de todo el
proceso.
Siempre me ha resultado difícil hacer este final; se me
hacía difícil en los cursos y talleres en vivo,
y ahora, al tratar de trasladarlo a un papel, me resulta mucho más
complicado ya que ahora no veo vuestras miradas, vuestras posturas corporales,
vuestras emociones y convicciones. Viéndolas puedo conocer y comprender
vuestros estados de ánimo, vuestras dudas, vuestras esperanzas y vuestras
decisiones. Y en la medida que lo considere oportuno puedo recabar de vosotros
directamente cuanta información precise. Pero ahora me dirijo a vosotros sin
este contacto, y me siento ante un reto que nunca había conocido.
Porque
esta sección que empezamos ahora, apenas va a tener un par de capítulos y para
muchos puede que resulte un poco escasa de contenido, un poco escasa de algo
nuevo motivador; y, sin embargo, es absolutamente imprescindible que la
consideréis tan importante como el primer capítulo porque, como os he planteado
desde el primer día, este Curso es “un
proceso”, que empezó en un punto, tuvo una lógica de desarrollo, y
que sólo se comprendería en todo su poder si se cierra dándole todo su sentido.
En
la sección 41, anterior, el enfoque era definir nuestros objetivos vitales,
nuestro “plan de vida” que se ajustase como un guante a lo que somos, a lo que
queremos, a lo que ansiamos. Este plan de vida era absolutamente individual. Yo
he procurado aportaros ideas, técnicas y estrategias que os permitieran, a cada
uno, encontrar vuestros objetivos y una forma de poderlos alcanzar. Esa labor
de definición individual es absolutamente imprescindible pala lograr el
objetivo y razón de ser del Curso: “Cómo
SER y VIVIR
feliz”, y cada uno de vosotros habréis
definido unos objetivos y caminos diferentes, individuales.
En
esta sección lo que debemos lograr es comprender y asumir los “principios de
coherencia” comunes a todos nosotros; los principios y estrategias que nos
permitirán la coherencia que yo he tratado que tenga este Curso a lo largo de
todos sus capítulos; y es por eso que entiendo que para algunos esta sección no
aporte “nada nuevo”, porque lo que vamos a hacer principalmente es recordar y
conexionar todo lo visto hasta ahora.
Y
esto lo vamos a comenzar recordando cinco de los principios básicos del Curso:
Estos
cinco principios no son meras frases
bonitas, ni tan siquiera lemas de vida; son, debieran ser, nuestro seguro de
felicidad, porque quien haya seguido paso a paso todo el Curso y se “auto-motive” para asumir estos
principios en su día a día, puedo aseguraros que estará muy cerca de lograr su
sentido de felicidad, su sentido de bienestar.
Recordaréis
que en la sección anterior, veíamos estos 5 pasos del proceso de re-definición
del proyecto de coherencia vivencial.
En dicha sección trabajamos los 4 primeros y
dejamos definidos objetivos de acción inmediata y los objeticos a medio y largo
plazo. Diríamos que con ello “sabemos lo
que queremos hacer” y hemos definido cómo hacerlo. El 5º paso no puede ser, pues, nada más que
llevarlo a la práctica.
¡¡¡Y
he aquí el nudo gordiano de toda la cuestión de la coherencia!!!; ¿sabéis cuál
es el principal, el más común de los hechos / actitudes de incoherencia del ser humano?, … pues ¡¡¡No hacer lo
que ha decidido voluntariamente hacer!!!
Todas
las historias biográficas que podrían escribirse de gente “fracasada” tendrían
sin duda este elemento en común: la no realización de las acciones que uno
decidió hacer. Por el contrario el elemento común que encontramos
incuestionablemente en las biografías de las personas que han triunfado en su
vida es la realización de sus proyectos y objetivos por encima de cualquier
hecho externo a los mismos.
Y
tras este párrafo quiero hacer un par de importantes matizaciones para que no
me saltéis a la yugular a las primeras de cambio: Cuando empleo la
expresión “triunfadores en su vida” no
me estoy refiriendo a los que hayan conseguido fama, poder o dinero y sean
adorados como héroes o ídolos en el mundo materialista en que nos movemos, no
estoy hablando del “éxito en el TENER”
sino de “SER–sentirse” exitosos en el logro de sus aspiraciones personales.
Todos
tenemos en mente frases tan frecuentes -o
hasta manidas pero aceptadas apenas sin contradicción alguna- como “lo importante no es alcanzar la cima
sino disfrutar de la subida”, “lo importante no es ganar, sino participar”; o,
en sentido contrario, “nadie se acuerda de quienes quedaron segundos y
terceros”. Todas estas frases están reflejando en qué consiste realmente la
felicidad y el éxito personal: no tiene por qué coincidir con “el premio máximo”
sino con una valoración personal, interna, de satisfacción; y os voy a poner otros dos
ejemplos:
*.- Leí hace tiempo una entrevista al padre
Vicente Ferrer, con motivo del cambio de milenio, en la que le preguntaban cómo
veía el Mundo y si se sentía triste y preocupado por la insuficiencia de
valoración de sus labores entre los necesitados; y él contestaba que por supuesto que le
gustaría que el Mundo fuese más justo y humano, pero que él cada día se dormía
muy satisfecho y feliz por lo que podía hacer en su entorno y, sobre todo, al
saber que al día siguiente podría seguir ayudando a los demás.
**.- Jean-Paul Sartre, uno de los más activos
filósofos de nuestra era, y acérrimo defensor de las libertades, participó con
sus escritos y hasta de forma directa y personal en reuniones de trabajo sobre
actualizaciones de las legislaciones europeas sobre las condenas de privación
de libertad, y se le atribuye una anécdota realmente curiosa en este campo:
parece ser que en una de estas reuniones de profesionales juristas, en la que
se debatía si la condena a grandes defraudadores, traficantes, mafias, y demás
delincuentes con grandes fortunas, la
duración de las penas de privación de libertad deberían ser inversamente
proporcionales al montante del dinero que se devolviera (es decir: que lo
principal fuese que devolvieran el dinero y que ello les permitiese aminorar su
estancia en prisión), Jean-Paul Sartre
expuso que si devolvían el dinero y salían pronto de prisión volverían a hacer
lo mismo de nuevo; pero que si se les condenaba a lo único que no soporta el
ser humano: la soledad, se conseguiría el verdadero fin de la condena; y,
añadió que el encierro debería hacerse rodeados de miles de dólares y lingotes
de oro que estuviesen viendo continuamente pero que nunca pudiesen ser valorados
por nadie por esa fortuna, ya que era esta valoración externa lo que motivaba
sus vidas. “Je vois
seulement ce que les autres convoitaient de moi; mais je ne vois rien de valeur
en moi” (Solo veo
lo que los demás ansiaban de mí; pero yo no veo nada de valor en mí)
Estos
dos ejemplos nos muestran cómo la felicidad está -o no está- exclusivamente en el interior
de cada uno, y no en la apariencia de triunfo ante los demás, y cómo cada cuál
puede ser consciente y comprender si se siente feliz, o no, y por qué?
He
comentado al principio que esta sección va a tener pocos capítulos. En este
primero simplemente he querido hacer la introducción a la exigencia de nuestra coherencia “en la
acción”; en el sentido que debemos encontrar al título del Curso:
“SER Y VIVIR” felices, porque nunca
podremos decir que “somos” felices si no “vivimos” felices, y no se vive unos
días sí, y otros no; los pares por ejemplo sí, y nos toca ser felices, y los
impares invernamos a la espera del día siguiente. Para ser felices tenemos que serlo
de una forma habitual, de una forma coherente en nuestro vivir diario; cada
día, y en cada instante; y esto solo se consigue con convencimiento, constancia
y automotivación
Y
para cerrar el capítulo os voy a adelantar los dos aspectos de esta coherencia
en el vivir diario que voy a tocar en el próximo:
- Las “excusas” “es que….”
- El poder de coherencia del “amor”
No hay comentarios:
Publicar un comentario