Estas imágenes que encabezan el capítulo, son
tradicionales en el ámbito formativo sobre el tema de la resiliencia, e
indicativas de la “capacidad de superación frente a cualquier obstáculo que se
nos ponga en el camino”
Pero la resiliencia es algo más que “mera superación” de
obstáculos y dificultades. La resiliencia es una capacitación para ver y
afrontar la vida desde una perspectiva diferente, y, en este capítulo, vamos a
ir viendo algunas de las características más relevantes de esa capacidad, o
personalidad resiliente.
La primera gran diferencia de la resiliencia frente al
“afrontamiento” básico, o “de frente”, es el ser capaces de variar nuestra
perspectiva de afrontamiento.
Por ejemplo, si preguntásemos a cualquier “joven” como se superan las vallas de
atletismo, la inmensa mayoría nos dirían que saltando por encima de ellas.
Y si les preguntamos si podrían saltarla quizás muchos de
ellos nos responderían: “No, yo no puedo”
Pero si no “preguntamos”
a alguien “educado” para una determinada respuesta lógica (en nuestro
mundo competitivo y de esfuerzo), sino que simplemente “observamos” lo que
puede hacer un ser humano “espontáneo y natural” como un niño, quizás nos demos
cuenta que hay otra forma de superar esas vallas
Y, una personalidad resiliente no se siente “forzado” a
ver, a focalizar, a reaccionar desde la única perspectiva de “lo normal”.
Completemos esta visión con otras dos imágenes
Supongamos que queremos llegar al pico más alto de un
determinado conjunto montañoso; y en el camino de subida de repente nos
encontramos con una pared rocosa importante.
Quizás solo se nos ocurra la opción A y tengamos que escalar la pared
Pero la persona resiliente es capaz de saber que puede haber
otras soluciones; …como por ejemplo la opción
B
Es decir: uno de los principios básicos de comportamiento
para lograr una personalidad resiliente es el siguiente
Finalizábamos el capítulo anterior con la siguiente
frase. “…en el capítulo siguiente iremos profundizando en
las características de las actitudes y personalidades resilientes, y en la aplicabilidad social de las mismas”.
Bien,
en esta frase se encuentra uno de los conceptos clave de todo el Curso y que ya
puse de manifiesto al hablar de las habilidades de la Inteligencia Emocional, y
es el concepto de “Sociabilidad”.
Y
esta insistencia que tengo en llamar vuestra atención sobre este aspecto es
porque una personalidad “resiliente”, no es tanto una personalidad “resistente”
sino más bien una personalidad “adaptativa”; no “se resiste contra la
realidad”, sino que adaptándose a ella la supera y en ese proceso alcanza un mayor
crecimiento personal que….¡¡¡por encima de todo!!!, logra transmitir a su
entorno.
En
el siguiente cuadro muestro 10 características que adornan a una personalidad
resiliente.
Como
observaréis, estas 10 características están subdivididas en tres grupos: En el
primero se agrupan los valores o capacidades, “los potenciales”. En el segundo grupo la característica
imprescindible: “la no dependencia”. La persona resiliente encuentra su
fortaleza, su constancia, su seguridad, en sí misma; no depende de los demás,
ni se siente dominada por ellos. Y, finalmente, todas esas capacidades y esa
seguridad e independencia las “trasciende” hacia los demás.
Este
sentido trascendente socialmente de una personalidad resiliente ha quedado
expresada de una bonita forma en esta imagen que para algunos constituye “el árbol de la vida”
Si
lo recorremos, encontramos en él “actitudes” sociales tan valiosas como la
“paz”, en el sentido de persona pacífica, no agresiva; la “tolerancia”, la
“esperanza”; el “respeto” a los demás; la “sencillez”; la “honestidad”; .etc….
es decir: un conjunto de actitudes ante la vida que permiten estar capacitado
no sólo para superar las adversidades que se nos presenten, sino para
posibilitar la comprensión, la equidad y la ayuda entre unos seres humanos y
otros.
Como
habituales en una personalidad resiliente, suelen señalarse los siguientes 20
tipos de comportamiento
Y
en base a ellos se construyen las agrupaciones o “atributos” de una personalidad resiliente que veíamos en el cuadro anterior
1º.- Coherencia:
Introspección
y Honestidad:
Capacidad de autocrítica; de observarse a sí mismo
y al entorno; hacer cuestionamientos profundos y dar respuestas honestas
2º.-
Independencia: Objetividad
y Libertad
Capacidad para valorar objetivamente los problemas
y situaciones, sin dejarse influir por prejuicios propios ni por influencias de
terceros
3º.-
Sentido de la relación
Capacidad para generar, sostener y establecer
relaciones de confianza y reciprocidad fuertes y de largo plazo
4º.-
Creatividad e Iniciativa
Capacidad de autoexigirse y asumir la
responsabilidad de sus decisiones; pero con capacidad de crear nuevos órdenes
en medio de la confusión
4º.-
Sentido creativo del Humor
Capacidad para afrontar las situaciones de crisis
de forma lúdica y divertida, en una constante fuente de inspiración y
creatividad
(Recordemos la película “La Vida es Bella”)
5º.-
Sentido ético y moral
El sentido de su vida lo traslada al bien común,
al colectivo que tenga próximo en cada momento. Los “suyos” son sus “próximos” en cada situación y momento
Bien,
creo que con estos dos capítulos hemos comprendido en qué consiste la personalidad
resiliente y la diferencia que supone con las que denominamos técnicas de
Coping o de afrontamiento.
Como
tal “capacidad” es algo que se va adquiriendo paulatinamente; no es “un pensar
cómo debo actuar” sino una “forma de ser”, y que trasciende a la propia persona
generando un crecimiento personal colectivo a su alrededor.
Aunque
en los talleres se trabaja mucho más a fondo todas estas cuestiones y técnicas
de afrontamiento, en este Curso on line os voy a proponer simplemente el
siguiente ejercicio:
A
continuación tenéis una relación de 50 posibles estresores de vuestro
equilibrio emocional, que os animo a que imprimáis en grande
1º.-
La primera (y sencilla) parte del ejercicio consistiría en poner al lado de cada
uno el “nivel” subjetivo de estrés que os causan, valorándolos de 0 a 5 según
estos baremos:
0.- No me estresan en absoluto
1.- Me estresa raramente y poco
2.- Me estresa de vez en cuando
3.- Me estresa con gran facilidad
4.- Me estresa casi siempre y mucho
5.- Me hace perder el control
2º.-
Una vez que habéis realizado esa clasificación sobre el cuadro tal cual, creáis
seis grupos (del 0 al 5) con cada una de las situaciones estresantes a las que
habéis dado cada puntuación
3º.- Y, finalmente, y a la espera de los nuevos
capítulos del Curso, os centráis en los grupos 3, 4 y 5 y tratáis de “meditar”
un poco sobre esos grupos que habéis hecho, sobre estas tres cuestiones:
a)
Realmente, ¿por qué
me producen ese nivel de estrés?
b)
¿qué suelo hacer
cuando me encuentro en esas situaciones?
c)
¿logro reducir el
estrés de forma eficaz?
Pues
con esta posibilidad de trabajo personal, hasta la próxima
No hay comentarios:
Publicar un comentario