Dijimos en
nuestra entrada anterior (1101) que el primer punto determinante de un proceso
de gestión consiste en tener definido un objetivo o meta a alcanzar, por tanto,
para poder iniciar el proceso que vamos a desarrollar a lo largo de este blog
deberemos partir de definir nuestro objetivo vital.
Y es lo que vamos a hacer ahora.
Bueno, la verdad
es que voy a haceros una pequeña trampa. Cuando lleguemos a la Cuarta Parte (“Coherencia Vital”) veréis
que lo que realmente haremos entonces será, precisamente, volver a definir (de
una forma mucho más técnica) nuestro verdadero objetivo vital, en ese momento,
tras haber recorrido las tres primeras partes del proceso de aprendizaje.
Pero entonces
comprenderás perfectamente por qué lo haremos así. Dame un poco de confianza
Ahora vamos a
definir el objetivo o meta de nuestro proceso de gestión emocional
Para ello, querida
lectora, o lector, en este momento te voy a pedir que hagas el primer ejercicio
de este curso-taller: Te voy a pedir que en una cartulina, tipo tarjeta de
visita, (para que la tengas siempre presente) cumplimentes el siguiente recuadro,
escribiendo en la parte de abajo lo que te venga a la mente. No lo hagas al buen
tuntún, deprisa, de cualquier forma, pero no lo pre-juzgues, escribe tu sueño,
tu deseo, tal como te venga
No sé qué será
lo que tú hayas escrito; quizás llegar a ser Presidente del Gobierno, quizás
tener una casa en la montaña, quizás tener cuatro hijos, quizás un premio de la
lotería, quizás dominar cinco idiomas, quizás no tener ninguna enfermedad en tu
entorno familiar, quizás simplemente encontrar un buen trabajo, etc., etc.;
cada cual, cada persona, habrá podido escribir algo diferente.
Bien, ahora os
voy a recordar un cuento que casi todas
vosotras y vosotros conoceréis:
Estaba un empresario inglés paseándose por un pueblo
de la costa española, y se sorprendió de ver a un joven echado en una tumbona
al sol, a media mañana, a media tarde, en horarios que él consideraba debiera
estar trabajando. Al cabo de un par de días de observar el mismo hábito, se
dirigió al joven y le preguntó: “Joven, ¿Vd. no trabaja?”; “No” le respondió el joven. “Ah, ¿es vd de familia rica?”; “No”, le respondió el joven. Entonces, el empresario inglés pensó que el
joven era simplemente un vago, y le increpó
“Ajá, entonces quizás vd. ni siquiera tenga estudios verdad?”. “Así es, no, no tengo estudios” le contestó
el joven. “¿Y por qué no estudia?, si
estudiase podría encontrar un trabajo en alguna fábrica”, argumentó el
inglés. “¿Y para qué quiero trabajar en
una fábrica?”, cuestionó el joven. “Pues
porque así adquiriría experiencia y algo de dinero y quizás un día pudiera
tener su propia empresa”, le razonó el empresario inglés. “¿Y para qué quiero yo tener mi propia
empresa?”, volvió a cuestionar el joven.
A lo que respondió el empresario inglés. “Pues porque así tendría mucho
dinero y podría irse de vacaciones al
mar a tomar el sol”. ….¡¡¡¡ “Pues eso es lo que estoy haciendo” ¡!! Contestó definitivamente
el joven.
Me he permitido
traer aquí este cuento, porque quiero enfatizar el primer aspecto definitivo
para poder lograr la felicidad en nuestra vida: No sé lo que has podido
escribir en esa cartulina (que debes
guardar durante todo el proceso) pero una cosa es fundamental para tener bien
definido un objetivo vital: el objetivo
no debe responder a “por qué” quiero eso, sino “para qué” quiero eso
Así que antes de
seguir adelante escribe
Como he dicho antes, cada cual habrá escrito cosas diferentes, pero si
examinásemos todas esas posibles y diferentes respuestas, o si preguntásemos a
cada persona por qué o para qué quiere lograr ese determinado éxito o que se
hagan realidad sus sueños y deseos, os aseguro que encontraríamos sin duda un
denominador común final: lo que todo ser humano desea es ¡¡SER FELIZ!!.... o,
como bien puede afirmarse con exigencia profesional: “SENTIRSE BIEN!!
Más adelante
profundizaremos en el concepto de felicidad o de sentirse bien, pues en estos
momentos podríamos entrar en una discusión de que si existe, o no, ese “objetivo
común”, ya que para cada cual la felicidad, o el sentirse bien, puede consistir
en algo diferente; es decir: volveríamos de nuevo a los miles de objetivos, o
sueños individuales, expresados en el cuadrito anterior. Lo importante en este
momento es comprender por qué este proceso se enfoca bajo el prisma de un
“proceso de gestión hacia un objetivo”, sea éste una concepción “global” de
felicidad o bienestar, o una visión limitada y concreta a un sueño o deseo
específico (que como digo, más adelante lo resolveremos)
Bien, vamos a
dejar aquí esta segunda entrada, para que no se hagan muy pesadas, y enseguida
continuamos
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