Si uno bucea por internet buscando
cursos, talleres, o libros sobre emociones, encontrará muchísimos en cuyos
títulos se encuentren conceptos tales como “inteligencia emocional” o “control
emocional” e, incluso, “autocontrol
emocional”, pero muchos menos que se decidan a titularse “gestión” emocional.
Y esto es lo verdaderamente importante
de este proceso: su título, su enfoque, la filosofía que lo informa: “el ser
gestores de nuestras emociones” es el secreto para caminar seguros por la senda
de la felicidad.
Toda
esta primera parte consiste, pues, en lograr comprender, asumir y asimilar, la
filosofía que encierran los conceptos de
· Gestión
· Emocionalidad
· Camino
· Felicidad
¿Qué significa
“GESTIÓN ”?
Estamos muy acostumbrados a emplear la
palabra, el concepto de gestión, en el mundo laboral, económico, empresarial, o
incluso deportivo, o familiar. Daría la impresión que el concepto de gestión lo ponemos siempre
en algo fuera de nosotros, fuera de nuestro interior. Creo que aceptamos mucho
más fácil la idea de que “tenemos que controlar nuestras emociones” de la idea
de que tenemos que “gestionar” nuestras emociones
¿Qué significa realmente la palabra “gestión”
…en todos los campos de ejemplo señalados anteriormente? ¿Cuáles son los
elementos de un proceso de gestión?
1º. Tener un objetivo, o meta, a conseguir
2º. Disponer
de unos recursos para lograrlo
3º. Aplicar
los procedimientos adecuados
4º. Asumiendo
la responsabilidad de los resultados
¿Por
qué digo que debemos ser gestores de nuestras emociones?
Si a cualquiera le preguntásemos “tú
¿querrías ser realmente gestor de tu vida, de tu felicidad, de tu bienestar?”,
casi con toda seguridad nos diría que sí; pues bien, todo en esta vida es
emoción. Emoción equivale a e-movere, lo que nos mueve. Si no existiesen las
emociones no existiría la fuerza vital. Si uno se des-motiva, se des-emociona,
deja de “vivir”….aunque aún siga respirando
Nada, nada absolutamente, ninguna de
las cosas que nos han sucedido en la vida, se han producido sin alguna causa,
algún origen, sin algún efecto…o, más acertadamente: sin algún “afecto”. Porque
la “emocionalidad” es la misma realidad que la “afectividad”: son las dos caras
de una misma moneda: todo nos afecta (en una medida u otra, hasta la
posibilidad de inexistencia absoluta de afectación) y toda afectación produce una
determinada emoción en nosotros
Todo en nuestra vida es emoción .
Cuando nos enamoramos, cuando vemos nacer a nuestro primer hijo, o cuando vemos corretear a nuestro alrededor cualquier niño inocente y sin los problemas que nosotros tenemos. Emociones, nevios y estres en nuestras etapas formativas y profesionales. Emociones y competividad en nuestros éxitos o fracasos deportivos. Y ¡¿qué decir de los sentimientos que se nos generan ante la enfermedad o la muerte de seres queridos, o de capas sociales o pueblos masacrados por guerras o situaciones de miseria?
Todo es emocionalidad
Por tanto, “gestionar nuestras
emociones” significa estar gestionando nuestro principio vital, nuestra Vida.
Nos preocupamos (u ocupamos) de comer adecuadamente; nos preocupamos (u
ocupamos) de formarnos y prepararnos técnicamente, profesionalmente; y hasta
planificamos actividades sociales y deportivas. Y de nuestras emociones ¿cuándo
nos ocupamos de ellas?. En distintos momentos y situaciones nos sentimos con
distintas emociones, sin duda alguna; pero ¿somos conscientes de qué tipo de
emoción estamos sintiendo, por qué sentimos esa emoción de esa forma, y qué
consecuencias está teniendo en nuestro estado de bienestar o felicidad? Temo
que la respuesta a esta pregunta sería muy frecuentemente NO.
Pues bien, este es el objetivo
principal del proceso: “su motivo”: propiciar darnos cuenta que ser gestores de
nuestras emociones es ser gestores de nuestra vida…¡¡de cómo vivamos, sintamos
cada minuto de nuestra vida!! …mucho más que la formación, las finanzas, o las
buenas, o malas compañías: todo eso es lo exterior a nosotros: las emociones
son nuestra forma de sentir y reaccionar ante esos “afectadores”, y de nuestras
capacidades y habilidades para gestionar estos sentimientos y estas respuestas
dependerá en definitiva nuestra felicidad o infelicidad
¿Qué
significado tienen los conceptos “camino”
y “felicidad” en este proceso?
Significa asumir dos aspectos básicos:
El primero es que la felicidad no es algo
que se venda en un supermercado; no es algo material, ni concreto, ni limitado;
es un sentimiento propio, específico de cada persona y de cada momento y situación.
Es algo que se ha de ir percibiendo, viviendo. La felicidad es una consciencia;
un darse cuenta. La felicidad no es la cima de la montaña, es el disfrutar el camino
de subida
El segundo es el famoso “caminante no hay
camino, se hace camino al andar”. Yo espero que a lo largo de este proceso, al final
del mismo, encuentres un estado de felicidad satisfactorio; pero habrás de recorrer
todo el proceso, sin atajos, paso a paso. Es un todo que aunque presentado en trocitos
constituye un engranaje único. Si dejas alguna pieza, alguna parte sin ponerla en
marcha, sin integrarla en el todo, con seguridad que tu proyecto tendrá grietas
peligrosas.
Gracias por darme a descubrir este camino
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