Hace unas semanas un
seguidor del Curso “Cómo Ser y Vivir Feliz”
me mandó un cariñoso email en que me hablaba de una crisis de fe y esperanza
que estaba pasando y me preguntaba si realmente es posible ser feliz “en las
actuales condiciones de trabajo”.
Pero para realizarme esta
pregunta me adjuntaba un interesante artículo sobre el que había tenido la
siguiente experiencia: Este chico (según me contó pues yo no lo conocía de
antes) empezó en su momento la carrera de Periodismo en Barcelona, y tuvo que
dejarlo sin acabar por muerte de sus padres y necesidades familiares.
Posteriormente acabó la carrera y se animó a complementar su formación con el
título de Asistente Social, y de ahí a la Facultad de Psicología. Todo esto
compatibilizándolo con diversos trabajos. Según me contaba, estaba soltero y
vivía solo.
Hace un par de años se
marchó a China pues está convencido que pronto habrá que dominar esa lengua, y hacía
unos meses había vuelto a su Tarragona natal, y había empezado a trabajar con
contratos eventuales y –según sus palabras- con el salario más bajo de toda su
vida. En la casa familiar ahora vive su hermana, con su marido y sus hijos y él
decidió irse a vivir a un apartamento, para lo que una de las primeras cosas
que ha tenido que hacer era “limpieza”,
y entre otras cosas papeles y ficheros de cosas que había ido a cumulando con
el tiempo.
Entre esas cosas estaba el
documento en cuestión que trato en este capítulo y que me remitió, a la vez que
me expresaba sus pensamientos, sus emociones, y sus dudas. El artículo es el
que -bajo el título de “Haga de su trabajo
un hobby”- os transcribo a continuación tal y como él me lo envió. Aunque no me ponía referencia alguna a su autor ni al
lugar de su publicación, lo he encontrado en Internet: Su autor es Eduardo Osz, y está publicado en "De Gerencia.com" (http://www.degerencia.com/articulo/haga-de-su-trabajo-un-hobby)
Leedlo, por favor, y luego
continúo con algunas consideraciones sobre el mismo y sobre las preguntas de
Josep (que así se llama la persona de la que estamos hablando).
“HAGA DE SU TRABAJO UN HOBBY”
Los tiempos han
cambiado, la concepción judeocristiana del trabajo en donde el sudor de la
frente ha sido el pre-requisito funcional para la valoración del pan obtenido,
ha finalizado. La palabra “cumplir” ha desaparecido del diccionario, y la idea
de “imponer una orden” ha mostrado su impotencia en toda la magnitud de la
palabra, quedando relegada a una referencia de mala práctica del pasado.
Hoy los tiempos exigen
lo máximo de nosotros, como personas y como profesionales, ya no alcanza con
agradar, hoy hay que deleitar; no basta alcanzar objetivos, hay que superarlos;
por otra parte ya sabemos que en la actualidad no hay trabajo que dure cuarenta
años, ni seguridad garantizada de vida, por lo cual como dijera al principio, definitivamente…
los tiempos han cambiado, por ende una nueva concepción del trabajo se presenta
como una necesidad imperiosa para adaptarse a los tiempos que corren.
Ante el hecho fáctico
e innegociable que nos presenta la realidad me permito presentarle al lector
una posible vía de resolución, la cual, lejos de presentarse como una solución
mágica, modestamente pretende, a lo sumo, despertar alguna conciencia
adormecida en pos de un presente más feliz y un futuro mucho más promisorio.
Históricamente hemos
relacionado el trabajo con la labranza, el esfuerzo, la recompensa y hasta
algunos se animan a hacerlo con la tortura y la esclavitud. Lejos de criticar
dichos conceptos, considero que los mismos han cumplido su cometido a lo largo
de la historia, en función de la situación circundante y como ya hemos dicho,
si los tiempos han cambiado dichos conceptos deberían al menos modificarse para
representar los tiempos actuales.
En lugar de los
anteriores propongo revitalizar conceptos como autoconocimiento, ocio creativo,
autosatisfacción y libertad, para lo cual he encontrado en la idea del hobby,
la más perfecta de las situaciones para extrapolar al ámbito laboral.
Más allá de las
definiciones que nos informan que un hobby es un “pasatiempo o entretenimiento
que se practica habitualmente en los ratos de ocio”, mi reflexión al respecto
opera en el sentido de entender a un hobby como una actividad, que al ser
placentera y elegida voluntariamente por la persona, le permite a ésta, entre
otras tantas cosas, investigar, informarse, perfeccionarse, superarse,
desafiarse a sí mismo, reconectarse, relacionarse positivamente con su entorno
a través de la sana discusión e intercambio de experiencias, técnicas y
conocimientos, siendo por ende lo que en definitiva, le permite llegar a un
nivel de excelencia jamás antes alcanzado.
Ahora bien, ¿Qué
importancia tiene este concepto de hacer del trabajo algo similar a un hobby?
La repuesta tiene dos caras, si lo vemos desde el lado de la empresa, me
pregunto y le pregunto: ¿No son todas situaciones mencionadas en el párrafo
anterior las que necesita una corporación para poder progresar en el mundo de
los negocios?
¿No es la mejor manera
de lograr una clara estrategia de diferenciación y supervivencia tener a su
personal accionando sobre la realidad de manera creativa, resolutiva y
mancomunada?
Por otra parte si lo
analizamos desde la posición del empleado podría preguntar: ¿No es la mejor
manera de ir a trabajar todas las mañanas con una refulgurante sonrisa en el
rostro?, Disfrutar del trabajo ¿No sería una mejor forma de pasar 8 horas al
día, durante aproximadamente 45 años de vida laboral?
Seguramente la
respuesta a todas las anteriores preguntas será sí, y por ende me permito
pensar que es un concepto que, cuanto menos, merece ser considerado. Ahora
quizás en este momento usted estará preguntándose también, ¿Y el dinero? Lejos
de mi responder que no es importante, definitivamente el dinero importa y como
importa tanto lo que propongo cambiar no es la necesidad del mismo sino la
forma de relacionarnos con él; fluir en lugar de tirar, desatar en lugar de
intentar reprimir.
En definitiva, si nos
ocupamos de nosotros como empleados y nos despreocupamos del dinero, el dinero
vendrá; entiendo que suena paradojal, pero no soy yo la persona que puede
explicar dicha paradoja, solo puedo reconocerla, mencionarla, difundirla e
intentar desarrollar formas de adaptarnos positivamente a ella, y ese ha sido
el espíritu de este simple artículo, maximizado por las palabras de un
asistente a una de mis charlas quien no hace mucho dijo “… por favor! Hacer que
el trabajo se parezca a un hobby… Eso es imposible! Es una utopía”.
¿Ridículo?,
¿Imposible?, ¿Utópico? Lo mismo han dicho de los grandes descubrimientos de la
historia, por lo cual, si eso piensan algunos de estas palabras, pues entonces
estamos en el camino correcto! Bienvenidos a la revolución más formidable de
todos los tiempos en la vida empresarial! Ha cambiado la concepción del trabajo
y eso es algo que merece ser escrito…
-.-.-.-
Hasta aquí el artículo de
referencia. Las preguntas que me planteaba Josep –en base a sus particulares circunstancias,
que aquí no voy a especificar- eran las siguientes:
* ¿De
verdad crees Carlos que es posible que hoy en día cualquiera pueda llegar a ver
su trabajo como un hobby?
* ¿De
verdad crees que cabe la posibilidad de ser feliz con los 400 miserables euros
que nos pagan y no sabiendo si a final de mes vas a poder seguir trabajando?
* ¿De
verdad no hemos vuelto a esa etapa del trabajo como esclavitud, a la que se
refería el autor del artículo?
* …y
alguna otra más que no voy a tratar en este artículo, pero que en el fondo
cuestionaba el principio que tanto he repetido a lo largo del Curso de que
Os confieso queridos amigos
que no me ha sido nada fácil decidirme a escribir este artículo, pues aún
mantengo viva la dificultad que tuve para encontrar la forma más adecuada de
responder a Josep y de hacerlo con un mínimo de positivismo, y hasta de ánimo y
humor; pero como el conjunto de los que ahora podáis leerme espero no estéis
todos en las mismas circunstancias concretas de él, me siento un poco más
tranquilo y animado a proponeros mis respuestas al planteamiento de Josep sobre
los sentimientos, pensamientos y dudas que pudiera generar el artículo
remitido.
Y lo primero que quiero transmitiros es lo
siguiente: antes de escribir esto he leído una y otra vez el artículo en
cuestión tratando de “sentirlo”, tratando de olvidarme de Josep, tratando de
olvidarme de verlo como algo externo a mí. Cuando vemos una película que nos
apasione, o leemos una novela que nos haga olvidarnos de todo cuanto nos rodea,
“sentimos” como si fuéramos sujetos de esa película o de esa novela; nunca
recordaremos la totalidad de cada escena o capítulo ni la mayoría de los
pormenores, porque lo que realmente recordaremos serán nuestros sentimientos,
nuestras vivencias y -si lo trabajamos- lo que estemos pensando al respecto en
cada momento.
Pues bien, al hacer este
ejercicio yo me fui dando cuenta que los aspectos positivos que se encierran en
el artículo en cuestión también los sentía, también habían impactado en mí, y
entonces me centraba un poco más en ellos y “absorbía” el positivismo y las
posibilidades de incremento de mi bienestar que podía haber en ellos.
Si nos planteamos una única
posibilidad de respuesta a esas tres únicas y generalistas preguntas que he
individualizado en la página anterior, es muy probable que nos sintamos
llevados a respondernos que no hay margen para sentirnos felices en las “condiciones
actuales del trabajo”, pero debemos dar un segundo paso: el paso de
respondernos a nosotros mismos: ¿con qué ideas o conceptos del artículo podría
sentirme un poco más feliz?.
¿Por qué no hacernos esta pregunta?, ¿por qué no
realizar esta búsqueda? Cada uno de nosotros es un ser diferente y en
circunstancias personales diferentes, pero hay criterios, máximas, postulados,
propuestas que los estudios, las investigaciones y la constatación empírica han
demostrado ser ciertas, y una de ellas es que
“No todo trabajo nos va a hacer felices; ni trabajar en cualquier
condición es igualmente satisfactorio; pero si procuro trabajar en lo que
quiero o deseo, o si lo hago como diversión, deporte, o medio de crecimiento
personal, sin duda alguna que seremos mucho más felices en el trabajo, y las
condiciones del mismo, por poco “suficientes” que sean, nos resultarán mucho
menos penosas”
La Cuarta Parte del Curso,
que comenzaremos en Enero próximo está basada principalmente en este
planteamiento. El concepto de “Coherencia Vital” significa precisamente eso:
cómo ordeno mi Vida, y como desarrollo el día a día para lograr encontrarme de
forma habitual en un estado de bienestar.
La felicidad, o más exactamente:
nuestra felicidad, no consiste en vivir perpetuamente en el Edén, ni en negar
las posibles circunstancias o entorno de malestar en que podamos encontrarnos,
sino en -aceptando la realidad de la
situación- estar decididos a buscar los elementos positivos que nos acerquen a
nuestros objetivos vitales. Este tener clara la meta a la que queremos llegar y
el camino a recorrer, y el estar dispuestos a hacer lo que nos lleve a ello, es
lo que realmente podemos afirmar que será nuestra felicidad: sentirnos bien por
ser conscientes de que estamos haciendo lo que queremos hacer para lograr lo
que queremos lograr, para vivir como queremos vivir.
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