Antes
de cerrar esta sección dedicada a las emociones, con una docenita de ideas
básicas, os voy a proponer una par de ejercicios para que experimentéis sobre
vuestra propia “Emocionalidad”
El
primero va a tratar de poner de manifiesto cómo la emoción puede condicionar
nuestra vida, o cómo, por el contario, podemos ser gestores de nuestras propias
emociones y las de los demás.
El
principio sería:
Os
vais a imaginar la siguiente situación, o entorno: Un chico, o chica joven, que
acaba de incorporarse a una empresa de ventas, entra por primera vez en la
reunión de vendedores, donde –junto al Jefe de Ventas- se encuentran sus 12
compañeros y compañeras que componen la plantilla comercial.
Llega cuando ya
todos están presentes porque no le habían convocado con anterioridad y lo han
llamado sobre la marcha al iniciarse la reunión.
Supongamos
que somos nosotros la persona recién incorporada.
Cuando
entramos en la reunión 12 pares de ojos fijan su mirada en nosotros y los
compañeros y compañeras empiezan a sonreír y cuchichear entre ellos mientras
ocupamos la silla que nos ofrece el Jefe, cerca de él
Ante
esta situación es evidente que cada uno de nosotros habría tenido emociones,
pensamientos y sentimientos diferentes y en distintos grados. Pero, para hacer
el ejercicio, vamos a suponer que los primeros pensamientos-emociones
automáticos han sido los siguientes 4:
1º.- “Mi imagen es ridícula” =
Miedo – Tristeza
2º.- “Son divertidos, lo voy a pasar
bien” = Alegría
3º.- “¡¡Qué mal educados. Se podrían
reír de su padre” = Enojo – Ira
4º.- “Creo que les he caído
bien” = Afinidad - Afecto
¿Creéis
que pueden ser reacciones normales ante la situación propuesta? ¿Consideráis
que ante dicho comienzo, el desarrollo de los sentimientos sería inequívoco
para cada una de las cuatro reacciones iniciales propuestas?
Pues
vamos a ver diferentes alternativas
1º.-
“Mi imagen es ridícula” = Miedo – Tristeza
Como
podéis observar, a partir de una emoción negativa, que podía ir a más mediante
otro nuevo pensamiento negativo, puede transformarse absolutamente nuestros
sentimientos y estado de ánimo si pensamos en positivo.
Fijaros
también, que en este ejemplo, el nuevo pensamiento -negativo- se trata de una autoculpación y
autodesmotivación, que no tiene ninguna razón de ser ni proporcionalidad con la
situación origen.
Por
el contrario, pensar en una “acción” positiva, no solo nos produce seguridad
sino la fuerza del entusiasmo; la fuerza necesaria para realizar esa acción que
hemos decidido hacer.
2º.-
“Son divertidos, lo voy a pasar bien” =
Alegría
Aquí
la primera alternativa que hemos puesto a la primera emoción de alegría, es
otro pensamiento positivo, que aumenta
(quizás en demasía para la situación) esa inicial emoción a sus niveles
máximo de euforia y entusiasmo
La
alternativa que se pone como ejemplo es una racionalización de prudencia, en el
entorno profesional de la situación, por eso las emociones que pudieran
derivarse podrían ser tanto de calma como de recelo, anhelo y hasta
insatisfacción.
Esto
es muy importante y lo voy a explicar un poco más. Una persona muy madura y
equilibrada, generaría ese segundo pensamiento de prudencia, y probablemente
adoptaría una actitud de calma y expectativa. Sin embargo, otras personas menos
equilibradas, o menos “educadas por las normas sociales y profesionales” puede
que tenga verdaderos deseos de pasárselo bien, y contar chistes, si se cree muy
bueno para ello; y esto podría producirle cierta tensión e insatisfacción por
no “dejarse” llevar por sus deseos interiores.
En
una situación concreta, de tiempo breve, no es relevante este posible
“malestar”; pero si se repite a menudo este sentimiento, puede llegar a crear
un estado de ánimo, o humor, de tristeza y hasta de cierto enojo consigo mismo.
Sería la típica toma de conciencia del que se pregunta “¿pero qué hago yo
aquí?”
3º.-
“¡¡Qué mal educados. Se podrían reír de su padre” = Enojo –Enfado
En
este caso la primera alternativa nos muestra un nuevo pensamiento muy positivo,
que “pasa” de la actitud de los demás y se centra en nuestra propia
responsabilidad, y así no solo se logra transformar la primera emoción de
enfado-enojo en una de calma y sentimiento de paciencia, sino que se refuerza
tremendamente la autoconfianza en uno mismo
Por
el contrario, la segunda alternativa muestra un pensamiento nuevo también de
carácter negativo, que no hace sino reforzar y acrecentar las emociones
iniciales en otras más profundas y de carácter autodestructivo
4º.-
“Creo que les he caído bien” =
Afinidad - Afecto
En
este cuarto caso la primera alternativa es fortalecer la primera emoción
positiva con un nuevo pensamiento positivo dentro de la misma línea de
prudencia, que generará sentimiento de calma y autoestima.
Como
segunda alternativa he querido traer un pensamiento nuevo de carácter lúdico,
juguetón, seductor, que puede llevar al sujeto a un estado de ánimo de
auténtico goce, deleite y hasta embeleso.
Quizás
no sea la actitud profesional más recomendable, pero aquí estamos en un plano
de puro conocimiento de la emocionalidad, y esta segunda alternativa sería un
buen ejemplo del aspecto exactamente contrario a la segunda del punto 2º que
antes comentamos.
Todo
este ejercicio nos puede servir para recordar algo de lo visto al principio de esta sección 14, y enlazar
con la siguiente, y que queda resumido en la máxima
-.-.-.-.-.-.-
El
segundo ejercicio trata de enfrentarnos con nuestra capacidad de “ver con otros
ojos” y no con los cánones tradicionales a los que estemos acostumbrados.
Resulta
que cuando “vemos” algo, automáticamente
“lo valoramos”, lo “clasificamos”
según nuestra forma habitual de procesamiento mental-emocional, que -generalmente- nos impide ver la globalidad
de las posibilidades.
Así
que comenzamos con estas dos imágenes, y os pido que sintáis qué emoción percibís
en los cuatro seres que están en la misma
Tomaros
el tiempo que creáis oportuno; ved qué estados de felicidad, tristeza,
aburrimiento, desconfianza, picardía, etc… podéis encontrar en ellos y…… notad
qué sensaciones se producen en vosotros
El
ejercicio tiene truco, trampa, ya que en principio estáis viendo una imagen
parcial y estática.
Ahora
os voy a poner otras imágenes relacionadas con estas
La
primera la de la estatua, ya no sola, sino acompañada de un niño
¿Cambia
vuestra valoración emocional de la situación?
Pasemos
a la segunda antes de comentar más sobre esta primera
La
segunda sufre aún un cambio mucho mayor, ya que presenta a los tres
gatitos “en plena actividad”
Como
os preguntaba respecto a la anterior foto: ¿Qué emociones, actitudes
emocionales percibís en cada uno de los gatos, en esa situación conjunta?
¿Y
cómo os sentís vosotros respecto a ello?.
Esta
no es una pregunta sin más. Una de las cosas que tenemos que saber es que
nuestra emocionalidad es una realidad propia de nuestro mundo relacional:
nosotros no siempre reaccionamos igual ante un mismo estímulo, depende en gran
medida de la afinidad o contradicción de sentimientos.
Por
ejemplo, pensemos que nos gusta la alegría, que somos felices junto a gente
alegre. ¿No es cierto que si nosotros estamos tristes o enfadados, por lo que
sea, a veces no nos sentimos bien con esas personas felices a nuestro
alrededor, y tanto menos cuanto más alarde hagan de su alegría y bienestar?
Pues
volvamos a mirar las dos fotos últimas y miremos dentro de nosotros nuestras
alteraciones emocionales.
Para
ayudarnos a percibir y conocer las emociones en los gestos y semblantes de los
demás, os pongo a continuación unas probables interpretaciones de los estados
emocionales de los tres gatitos juguetones:
No os
preocupéis, que en la Segunda Parte de este Curso trabajaremos más sobre estos
temas de los estados emocionales, los rasgos de carácter y las pautas de
comportamiento.
Ahora,
vamos a poner punto final a la sección 14, con unas frases como resumen y
recordatorio:
1.- Las emociones se producen siempre: son
reacciones a estímulos
2.-
No hay emociones “malas”
3.- Las emociones tienen su funcionalidad
4.-
Las emociones se identifican por su intensidad, su expresividad, y su conducta
consecuente
5.-
La “clasificación” , y denominación, de
las emociones no es unánime. La variedad individual y cultural a lo largo del
tiempo lo impiden
6.-
Las emociones nunca son puras; son complejas y están influidas por nuestros
pensamientos, nuestras características temperamentales, nuestro carácter
cultural y nuestra personalidad
7.-
El tiempo, y los nuevos elementos influyentes, modifican nuestras emociones en
sentimientos o estados de ánimo
8.- Una de las influencias más determinantes son
los pensamientos automáticos o distorsionantes (que veremos en la sección
siguiente)
9.- Estos pensamientos no son procesos
racionales sino condicionantes cognitivos que nos desvirtúa la realidad y la
toma de decisiones
11.-
Ser inteligente emocionalmente requiere saber identificar y comprender las
emociones de los demás; y a veces la única forma es la empatía, la
sociabilidad, el tratar de ver las cosas desde otro punto de vista
12.-
Difícilmente vamos a poder comprender a los demás si partimos de la única
posibilidad de que nuestras creencias y valores son los únicos correctos y
válidos
Con
el próximo capítulo iniciaremos la sección 15 dedicada a los “Pensamientos
Distorsionantes”, o “Distorsiones Cognitivas” según las distintas
denominaciones.
Hasta
entonces, pues
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