Con este
capítulo comenzamos a profundizar en los denominados “Tipos de Personalidad”, o
“Tipos de Comportamiento”, que como ya dejamos planteado en el capítulo 2104 anterior, lo haremos a través de dos enfoques bien diferentes: el soportado en
el sistema DSM, y el soportado en el Eneagrama.
Hoy vamos a
comenzar con el DSM que -como dijimos-
tiene un origen clínico-científico, basado en el sistema
de clasificación de los trastornos la personalidad publicado por la American Psychiatric Association, en
su “Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales” comúnmente llamado
DSM, y
conocido como la ‘biblia’ de la psiquiatría
norteamericana
Creación y evolución del DSM
Creación y evolución del DSM
El primer volumen definitivo con
esta denominación y estructura fue el DSM III, publicado en 1980.
Posteriormente, se publicó DSM-III-R de 1987, que ha venido siendo el soporte
principal de este sistema hasta hace muy pocos años.
Su creación se debe a un numeroso grupo
de expertos psiquiatras, psicólogos y epidemiólogos estadounidenses que decidió
establecer una forma más sistemática de diagnosticar la mayoría de los
trastornos tratados por los profesionales de la salud mental.
Se desarrollaron así criterios para lograr una mayor uniformidad en la terminología usada por clínicos e investigadores en sus diagnósticos.
Se desarrollaron así criterios para lograr una mayor uniformidad en la terminología usada por clínicos e investigadores en sus diagnósticos.
Durante la fase inicial, se
realizaron amplias pruebas de las nuevas clasificaciones, tras lo cual las
categorías fueron modificadas y pulidas. Un aspecto importante consistió en la
evaluación de la fiabilidad de los diagnósticos por parte de los médicos. La
pregunta que se planteaba era la siguiente: utilizando los nuevos criterios:
¿cree usted que dos médicos distintos llegarían al mismo diagnóstico de un
paciente o emitirían opiniones antagónicas, como antes? Tales estudios, en los
cuales desempeñó un papel activo el National Institute of Mental Health,
demostraron que las categorías de diagnóstico incluidas en el DSM-III eran
mucho más fiables que cualquier sistema empleado anteriormente
El nuevo sistema fue aprobado en
1979, comenzó a usarse en 1980 y ha obtenido un éxito mayor del esperado. Si
bien el DSM-III fue pensado para los Estados Unidos, ya se ha traducido a trece
idiomas, y en el mundo entero es utilizado como manual de consulta. Empleando
los nuevos criterios, la investigación para poner a prueba y perfeccionar aún
más el sistema de clasificación avanzó rápidamente. Desde el primer momento
quedó claro que el nuevo sistema brindaba más elementos para estudiar las
causas, la prevención y el tratamiento de los trastornos mentales que aquejan a
tantas personas.
A comienzos del nuevo siglo apareció
la versión DSM-IV-TR, y actualmente ya está vigente la DSM-V-
EL PDE
Junto a esta “biblia” doctrinal de
los trastornos de personalidad o comportamiento, en cada caso concreto el
médico, psicólogo, o psiquiatra, tiene ante sí un ser diferente, con una
conducta específica, y con unos niveles de “desorden comportamental”
diferentes.
Entonces, al igual que los análisis de laboratorio permiten analizar, diferenciar y cuantificar las anomalías de cada factor metabólico, era necesario crear un instrumento que permitiera efectuar esta “diferenciación y cuantificación” de cada grado de trastorno comportamental.
Entonces, al igual que los análisis de laboratorio permiten analizar, diferenciar y cuantificar las anomalías de cada factor metabólico, era necesario crear un instrumento que permitiera efectuar esta “diferenciación y cuantificación” de cada grado de trastorno comportamental.
Así surgió el test PDE (PERSONALITY
DISORDER EXAMINATION) .
EL TEST DE “AUTORRETRATO DE LA PERSONALIDAD”
Los principios inherentes al DSM y
al PDE constituyen los cimientos del ‘Sistema de Estilos de Personalidad’ y del
test para el ‘Autorretrato de la
Personalidad’ (Oldham y Morris.- 1995)
Los trece
estilos que se describen en este Test son los que se consideran comunes, naturales y NO patológicos de la constelación de trastornos
extremos incluidos en el DSM. Para decirlo de otra manera: así como la alta presión sanguínea representa
un exceso de algo bueno, los trastornos de la personalidad no son sino los
extremos del esquema humano normal, de la materia prima que están hechas
nuestras personalidades. Puesto que el DSM identifica categorías
de trastornos, se describen aquí las categorías equivalentes del funcionamiento
humano “ordenado”.
A diferencia del PDE, el test para el Autorretrato de la Personalidad no constituye una herramienta para diagnosticar un trastorno de la personalidad. Por el contrario, se ha confeccionado para ayudar a delinear las partes que integran el ‘orden’ de nuestra personalidad, es decir, nuestro “estilo” de personalidad. Sirve, más bien, para comprender quién somos en realidad, por qué nos comportamos como lo hacemos y para aprender a reforzar o reajustar nuestro esquema comportamental.
A diferencia del PDE, el test para el Autorretrato de la Personalidad no constituye una herramienta para diagnosticar un trastorno de la personalidad. Por el contrario, se ha confeccionado para ayudar a delinear las partes que integran el ‘orden’ de nuestra personalidad, es decir, nuestro “estilo” de personalidad. Sirve, más bien, para comprender quién somos en realidad, por qué nos comportamos como lo hacemos y para aprender a reforzar o reajustar nuestro esquema comportamental.
RASGOS, TIPOS, Y ESTILOS DE PERSONALIDAD
Muchos expertos neurólogos y
psiquiatras, parten de que nuestra personalidad está condicionada por nuestra
genética biológica y por la cultural. Sería algo así como que de acuerdo con
nuestra constitución biológica y el encuadre sociocultural en que nacemos y nos
desarrollamos, es casi imposible que nuestras conductas sean diferentes a las
que nos daría un modelo al respecto. A esto a lo que se de denomina “Rasgos” de
la personalidad que vimos a través del NEO.
Posteriormente planteamos el término
“tipos” (o “tipologías”) de la Personalidad para referirnos a las formas reales
de comportamiento de las persona; y estamos comentando que las veríamos a
través de los capítulos dedicados al DSM y al Eneagrama.
Pero conviene poner encima de la
mesa otro término más usado por los expertos al respecto: lo que se denomina
“estilo” de personalidad. Para muchos tratadistas, “tipos” y “estilos” viene a
ser lo mismo; pero otros prefieren el término “estilo” al aplicarlo en cierta
forma a la “realidad actual” de cada persona.
Y es interesante comprender estas
sutilezas, por lo que recomiendo que aunque estemos casi al final del artículo,
os leáis con calma y reflexión los siguientes
párrafos.
Suele decirse que la personalidad se
asemeja a un mazo de cartas. A uno le entregan varias en el momento de la
concepción, y las experiencias de la vida determinan luego qué cartas genéticas
deberán mostrarse y, por lo tanto, de qué índole será su experiencia vital. Las
cartas que le repartieron estarán ya relativamente definidas al concluir la
infancia, y cada cual jugará el “juego de la vida” de esa manera particular durante el resto de
su existencia; y aunque ningún psiquiatra ni psicólogo ha inventado aún una
bola de cristal capaz de predecir cómo reaccionará una persona frente a una
determinada situación, las investigaciones demuestran que la mayoría de las
veces reaccionamos de “forma similar”, de acuerdo con nuestra personalidad hasta
ya avanzada la vejez.
Sin embargo esto no siempre es así.
En el curso de la vida uno madura y cambia, pero lo hace de una manera
característica y coherente. (Esta “coherencia” equivale a su “estado de salud o
bienestar”) Esta “evolución”; esta manera nuestra de comportarnos en la
actualidad, en cada momento presente, es lo que se suele entender bajo el
término “Estilo” de Personalidad
El estilo de personalidad es nuestra
manera de ser-comportarnos; el modo (-sano-) de hacer frente a los retos de la
vida. La mayoría de los estilos poseen cierto grado de flexibilidad que permite
enfrentarse a los escollos del camino. De este modo, las personas pueden
adaptarse al cambio, lo cual hace posible una variedad de experiencias. Otras
personas, por el contrario, se topan siempre con los mismos muros. Viven
encerrados en moldes rígidos e inflexibles y eso les lleva a tener experiencias
traumáticas, aburridas, huecas, tristes o disociativas durante toda la vida.
Según la teoría de los autores del
Test de “Autorretrato de la Personalidad”, partimos de que la persona es un ser
que vive normalmente sano, y que el estado “no sano” se produce en algún
determinado momento, va en aumento, o no, desaparece, o se cronifica. Pues bien la diferencia entre un buen y un mal
funcionamiento -entre “estilo sano” y “trastorno”-
es sólo una cuestión de grado.
Y ¿cuáles son los tres factores que
para estos expertos constituyen el posible paso de un “estilo sano” a un
“trastorno”?
1.- FLEXIBILIDAD // INFLEXIBILIDAD.
El problema más común es tener una sola manera de reaccionar frente a las
personas y situaciones exigentes que se presentan en la vida, y la clave para
la salud es poseer un repertorio más amplio de conductas.
2.- VARIEDAD // REPETICIÓN. Muchas
personas llevan una vida plagada de repeticiones: a menudo tienen problemas en
el trabajo o en su matrimonio; tienen pocas experiencias gratificantes, y no
progresan. Sus vidas son siempre iguales, día tras día. Otras personas, a pesar
de que experimentan la adversidad y puedan ser propensas a los hábitos, saben
divertirse espontáneamente, tienen una inspiración creativa, o han sabido
emprender audaces rumbos nuevos en lo artístico.
3.- ADAPTABILIDAD // INCAPACIDAD
PARA DOMINAR LA TENSIÓN. Muchas personas aunque tengan cierta tendencia a
recluirse y volverse obstinadas frente a las exigencias que les plantean otras
personas, sin embargo son capaces de reanimarse y hacen frente a la situación.
Otras personas no son capaces de asumir la menor presión y malogran trabajos,
trayectorias, profesiones y relaciones.
El
psicólogo Theodore Millon lo expresa con estas palabras :
“Cuando
una persona demuestra capacidad para hacer frente a las circunstancias externas
de una manera flexible, y cuando sus percepciones y conductas típicas
alientan... la satisfacción personal, puede decirse que posee una personalidad “normal
o sana”. A la inversa, si reacciona inflexible o defectuosamente frente a las
responsabilidades de la vida diaria, si sus percepciones y conductas
individuales le producen malestar o coartan sus oportunidades de aprender y
madurar, podemos hablar de un esquema patológico o inadaptado”.
De acuerdo con todo lo anteriormente expuesto, el “cuadro de relación” sería el siguiente
(Os ruego disculpéis la letra que aparece en lospárrafos anteriores, pero no he logrado ponerla como el resto)
En
el capítulo 2107 incluiré el TEST de
“Autorretrato”.
Sin
embargo, antes, en el 2106, que colgaré en uno o dos días, os presentaré las
descripciones de las principales características de los 13 diferentes estilos
que contempla el test, para que cada uno, antes de efectuar el mismo, trate de
ver con qué tipo se identifica más.
Así que mi querida AA (alumna aventajada), no tengas prisa que a lo largo de la próxima semana tendremos disponible todo lo necesario para comprender perfectamente nuestro segundo test de personalidad.
interesante
ResponderEliminarGracias por tu comentario
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